2012/04/30

EL CASO DEL FRONTÓN EXTRAMUROS DE LAGUARDIA


EL CASO DEL FRONTÓN EXTRAMUROS DE LAGUARDIA

Laguardia (Biazteri)

La primera impresión que me produce, observar, cómo han convertido en frontón, un tramo de muralla o cerca medieval perimetral, de una población con una arquitectura y urbanismo tan antigua y bien conservada, es de admiración.

Integrar un elemento estructural en un espacio deportivo, es interesante a la vez que económico. Parece que es posible mantener y conservar el lienzo de la muralla en la pared izquierda de un espacio deportivo, sin afectar sobre el en gran medida. El elemento patrimonial se mantiene “intacto”, a la vez que disfrutamos de ella con un uso contemporáneo.

No obstante, a medida que voy introduciéndome en su conocimiento, he constatado que, si bien la muralla es la principal protagonista del espacio para el juego de la pelota, no lo es a la manera, que el juego de la pelota lo haya hecho suyo y ha progresivamente introducido en el espacio urbano. O al menos, no puedo afirmarlo con seguridad.

El primer documento que se refiere al juego de la pelota en Laguardia data de 1535, según consta en el archivo histórico de la villa. Teniendo en cuenta las referencias históricas sobre el juego de la pelota, en Europa en esa época, puede referirse a un juego directo practicado con brazalete, a mano u otra modalidad, imaginamos el juego bajo la muralla, muy parecido a lo que podemos disfrutar hoy en día en Treia, rememorando el juego de pelota medieval.

Lo que si parece confirmado según documentación del archivo histórico de la villa, data en 1842, la rehabilitación del juego de la pelota, situado en el “castillo de la cárcel” y la “iglesia de San Juan”, el emplazamiento extramuros que ahora ocupa. Suponemos que es que la construcción del frontis y la adecuación de la pared izquierda, en mi opinion, muy remotas intenciones de integrar el patrimonio histórico en el nuevo uso; la “pelota moderna” que estaba muy de moda en esa época, juego de “blé” o pelota jugada pared izquierda, de forma indirecta.

La muralla, sufrió innumerables modificaciones respecto sus huecos, revestimientos superficiales, cierres perimetrales del espacio del juego, incluso la construcción de graderíos, que confinaban espacialmente la muralla y perdiendo así su protagonismo.




El frontis adosado a la muralla
El juego de la pelota que se instaló a los pies de la muralla de Laguardia, era pues una instalación “adoc” con las modas de aquellos tiempos. El patrimonio histórico, no representaba nada mas que una oportunidad para economizar la construcción del conjunto deportivo.

Los esfuerzos de los responsables que querían recuperar la imagen previa de la muralla, eliminó, parte de los cerramientos que confinaban éste espacio, levantó los revestimientos que ocultaban los sillares antiguos y modificó, incluso tapió con sillares nuevos los huecos que habían abierto a lo largo de los años los propietarios de las edificaciones situadas en el trasdós del muro.

En la actualidad, se pueden observar las huellas de todo este proceso de lavado y reconstrucción, como si de un mapa se tratase.

El frontis adecuado en 1842 tiene adquirido un grado entre las construcciones adheridas a la muralla. Y aunque si bien el encuentro de la trasera del frontis con la torre de la puerta de la Plaza Nueva no es digno de la muralla que le precede, podemos entender que el conjunto adquiere una presencia muy interesante histórica y arquitectónicamente.

El estudio y análisis de la documentación histórica y fotográfica que hemos tenido acceso, le dotan al juego de la pelota en la muralla de Laguardia un interés que durante mas de un siglo y medio, ha representado para la villa un espacio digno de merecer seguir existiendo, aunque haya sido “traicionado” con la construcción de un nuevo frontón, aunque, éste de aspecto industrial y calidad arquitectónica menor.

Por lo tanto, podría afirmar que el frontón de Laguardia ha servido para conservar parte del perímetro del muro, lejos de las afecciones y servidumbres que se generaban por acción de los moradores de su trasdós, pues el interés general preservaba parte de la muralla de la acción de los particulares.

Respecto la urbanización
La urbanización del suelo del frontón, modifica considerablemente el encuentro del terreno con la muralla. La pendiente que tiene el territorio en el alzado Este de la muralla, ha sido modificado en el frontón, forzando su horizontalidad, obligado por las exigencias del juego de pelota moderno. Así, el pretil se va convirtiendo en murete, hasta alcanzar tamaño de muro de contención del relleno bajo la solera del frontón. Las escaleras de acceso que tiene al sur, recuerdan la obra de cerramiento que tuvo antaño bajo el graderío, y limitan la accesibilidad del entorno. (seguirá con la propuesta de intervención).





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