2012/02/09

LAS RAZONES DE LE DUC vs LAS RAZONES DE RUSKIN


Las Razones de Le Duc VS   Las Razones de Ruskin
Eugene Violet Le Duc

Su biografía representa fielmente la formación sobre la teoría de la restauración. Entiende la restauración por intervención para mantenerlo y recuperar su integridad original . Sobre su obra y sus realizaciones viene la teoría sobre ellas. Su punto de vista lo considero empírico. Puede que su actitud sea diletante, en el sentido que aprende de lo observado y analizado e interpreta y construye en base a lo aprendido, sin pretender bucear y teorizar, antes de intervenir; su hipótesis histórica la lleva hasta su realización física, con técnicas tradicionales y materiales vanguardistas en la época. Su dedicación y devoción a la representación grafica de la arquitectura, le convierten en un gran conocedor del estilo y la forma constructiva contemporánea y de las obras histótricas que estudió a través de las investigaciones realizadas in situ. Su defensa sobre la intervención sobre el edificio le convierten en coautor de la obra terminada, mimetizando la obra a restaurar, a la obra de restaurada. El fin justifica los medios. A su favor, la consecución y materialización de grandes e importantes restauraciones con gran dificultad técnica, sobre las cuales practicó su mayor recurso, la “construcción en estilo”. En su contra, la intervención sobre los estilos no considerados originales en la obra y la eliminación de las mismas, para acometer una visión de primacía de una época sobre otras. La imposición del estilo, sobre el legado histórico. La manipulación de la ruina imponiéndole sólo, una época, “La Epoca” que consideró la original en la obra a restaurar. La consideración que posteriores intervenciones fueron una equivocación y su obra; la corrección hacia el estilo y l a forma consideradas por él las originales, interviniendo más allá de la consolidación, terminando las partes del edificio que quizá ni siquiera hubieran existido. Su intervención puede ser tan “equivocada” como las que él consideró malas intervenciones. El fin último de la restauración es quién pone en su lugar al autor. Si el fin último es recuperar el ambiente hipotético que tuvo, el resultado es evidentemente excelente. Tiene sentido un decorado medieval en el siglo XIX? Es otra cuestión.


                          
                                                       
John Ruskin
Hablar de “restauración integral del patrimonio” y mencionar a John Ruskin, tiene un punto de contradicción. Válido para realizar una profunda reflexión sobre el valor de la ruina y la verdadera necesidad de remontar la ruina; es en mi opinión, la conciencia de la propia ruina la que elige a Ruskin para su defensa. No obstante, restaurar el patrimonio no es, a mi parecer consolidar la ruina y admirarla como espacio inacabado. La restauración tiene un significado de utilidad añadido al edificio – objeto restaurado. En el caso de los edificios, la utilidad es inseparables a los usos que se vayan a incorporar al edificio a restaurar. En definitiva, teorizar sobre el respeto a la ruina, es como escribir recetas sin haberlas cocinado antes. No sabiendo si la práctica resulta viable, optar por no realizarla y momificar un espacio – edificio tiene el riesgo de acelerar su deterioro, y admitir como dice el mismo Ruskin que prefiere la muerte a la perdida de la divinidad, no puedo estar en mayor desacuerdo. A su favor, la sensibilidad sobre la ruina, independientemente de la procedencia de ésta, entendiendo que la misma es un trozo de historia y su análisis y estudio, enseñan muchísimo más que muchos tratados y teorías. En su contra, las ruinas son consecuencia de un fracaso respecto al mantenimiento del edificio. Una catástrofe, el abandono del mismo o la desidia, pueden provocar la ruina económica y material del edificio, lo cual supone, el deterioro del legado histórico, que como tal llega a nuestros días. Las actuaciones realizadas en todos los edificios con incorporaciones, omisiones o modificaciones, incorporan información sobre los hábitos, costumbres y tecnología de cada época que ha mantenido el edificio, lo cual le dota de mas valor si cabe, para seguir manteniéndolo y si cabe remontándolo, para que perdura tantos años o más que los que se ha mantenido en pié hasta nuestros días. Tomada ésta decisión, adquiere valor su discurso respecto a la integridad del patrimonio original, donde comparto su respeto y mantenimiento integro, dentro de una lógica constructiva y económica.   

LA TEORÍA DE LA RESTAURACIÓN Y DOS PUNTOS DE VISTA
No puedo entender la restauración desde dos puntos de vista antagónicos. La interpretación de una restauración, debe tener todos los matices que impone su historia. La teoría sobre la restauración se formula de diferente manera a lo largo de la historia y su valor varía según épocas y culturas. Salvo legislación que la regule, los edificios que no se incorporan al “olimpo del patrimonio catalogado”, también requieren un respeto y una interpretación, y aquí se pierde muchísima más información, si cabe, que en las obras de reconocido pasado. Se han derribado y eliminado, actuaciones de poca historia y valor artístico, pero gran valor social o económico en la historia de un lugar, un pueblo o una comunidad. En estos casos, es difícil trazar una línea que defina si mantener, eliminar o restaurar tenga un sentido teórico o argumental que lo justifique. Si la “policia de patrimonio” no interviene, los propios ciudadanos deben argumentar, valorar y justificar el mantenimiento de una construcción que los intereses económicos y políticos deciden eliminar o sustituir.
Este territorio, más domestico, es donde nos encontraremos los técnicos, ¿con solo dos formas de entender la restauración? Me parecen muy pocas y muy reduccionistas. La primera, interviene hasta el punto del exceso y la segunda no interviene hasta el hastío. Si bien las dos admiten un grado de valor innegable, respecto al patrimonio histórico. Ninguna me sirve, pero necesito las dos formulas para incorporarlas al discurso sobre el valor de nuestro legado histórico.
Voy a ilustrarlo con un ejemplo cercano.

Puerto comercial de zumaia en 1955
Parque Gernika Zumaia 2008

Tan solo 60 años nos separan éstas imágenes, la de 1950 convierten a Zumaia en referencia comercial para la industria de un valle del Urola, convirtiéndolo en el segundo puerto comercial detrás de Pasajes. Tras desaparecer su importancia e infraestructuras, ¿que nos queda como legado de todo aquello?, un edificio parcialmente descontextualizado, con poco valor artístico y arquitectónico. La restauración de éste edificio es necesaria para evitar su eliminación o deformación con incorporación de volúmenes sin mucho sentido estético ni arquitectónico, como han pretendido técnicos que asesoraron a los políticos que gestionaban el municipio. Con la incorporación de un uso necesario para la comunidad municipal, que le de sentido y lo incorpore al nuevo contexto, pero perder la identidad original. No imagino ni pretendo comparación alguna de esta pequeña e insignificante estación de apenas 60 años de antigüedad, con la calidad arquitectónica, histórica y artística, parroquia de estilo Románico tardío de más de 500 años de antigüedad (restaurada y modificada, por cierto, en base a las necesidades y posibilidades económicas que cada época ha permitido); si bien, la pequeña estación representa para un pueblo como Zumaia, una época y un sistema comercial, que supuso para el municipio, quizá más en 50 años que otras tantas construcciones, consideradas patrimoniales.
No hablamos de estilos internacionales, ni históricos, ni ruinas de gran valor histórico artístico. Hablamos de restauración integral del patrimonio, entendiendo patrimonio, todo aquello que ha representado o representa una época, un estilo o una forma de entender el pasado.


Daniel Carballo Ostolaza, arkitektoa

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