2011/12/19

“…se haga lo que se haga, siempre se reconstruye el monumento a su manera, lo importante es utilizar, solo piedras autenticas…” Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano)


“…se haga lo que se haga, siempre se reconstruye el monumento a su manera, lo importante es utilizar, solo piedras autenticas…”
Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano)

¿Que prevalece?
Solo los materiales del lugar.
Lo que el monumento cuenta.
Lo que fue o podría haber sido.
La lectura arqueológica, arquitectónica o histórica.
La tipología.
La composición.
El lugar.

El contexto que provoca la restauración de una obra, condicionará en gran medida el carácter de la misma. Cada caso, cada historia condicionará la representatividad de la restauración en el lugar y la comunidad que lo reclama o lo promueve.

Las restauraciones necesarias o aquellas que por una situación traumática, provocada por una guerra o desastre de gran magnitud, planteen a toda una sociedad la necesidad de restaurar a imagen y semejanza de lo que fue la obra destruida, supone un ejercicio de recuperación de la autoestima de una comunidad, que ve en riesgo de desaparición, parte de su historia e identidad, suele repercutir en el ejercicio de restauración, donde el resultado es lo único que vale, minimizando los prejuicios conceptuales del ejercicio restaurador. En estos ejemplos la tipología, la composición, el lugar y la lectura arquitectónica e histórica prevalecen ante los materiales del lugar.

¿Pero no son necesarias todas las restauraciones? E aquí la cuestión fundamental para abordar el resto de las cuestiones. El porqué antes de decidir el cómo restaurar.
La recuperación de la memoria de un lugar, de una historia o de una realidad, para comprenderla, aclararla y darle sentido y existencia.
Si sólo fuera un ejercicio teórico podríamos abordar cualquier situación. Podríamos valorar recuperar sobre la roma actual, la roma antigua. ¿Pero que pasa con la historia que se escribe sobre las ruinas antiguas? ¿Cual tiene más valor?

Sobre todo es necesario el significado y la magnitud de una obra para que tenga sentido su restauración. La preexistencia del lugar y su buena conservación, son fundamentales a mi entender, para justificar la recuperación de su materialidad y lo que evoca.

El ejemplo de la ciudad abandonada en el territorio, sin construcciones que hayan modificado su realidad histórica, es un ejemplo que a mi entender admitirían la restauración con materiales del lugar, incluso recuperar la lectura arquitectónica del conjunto a imagen de lo que pudiera haber sido, pues no entra en conflicto con ninguna realidad que altere su permanencia.
Los argumentos toman fuerza cuando el caso se considera único en su tipo y no hay otro en ese estado de conservación, y que la actuación en el mismo suponga una mejora en la identidad del lugar y de la comunidad que la rodea.

Sobre la tipología y su restauración.
La tipología es un concepto que se puede repetir y copiar sin entrar en conflictos históricos o estéticos. Fácilmente transportable a diferentes épocas y técnicas constructivas. La restauración tipologica sobre una ruina requiere un ejercicio de conocimiento de la ruina exquisito de manera que no eliminemos ningún elemento que pudiera enriquecer el ejercicio de la restauración. Luego, la interpretación en la lectura de la ruina, servirá al autor para su nueva composición, evocativa o simplemente esquemática en su materialización. Cuanto más exhaustiva sea la lectura y su documentación histórica mas recursos tendrá el autor para la nueva obra. Aquí prevalece a mi entender el lugar, original y el modificado para decidir si la restauración modificará la realidad histórica y la actual, sin  que entren en conflicto.

La cultura sobre la historia. Los juglares, romanceros y otras especies.
La recuperación de los espectáculos medievales como recurso comercial, por parte de asociaciones que buscan recuperar técnicas de comercio y manufacturación tradicionales en vías de extinción, es un ejemplo donde se une un sentimiento sobre la lectura histórica y la pertenencia a un lugar y una época histórica. Se demuestra que es posible conservar el legado histórico, material o inmaterial, con la contemporaneidad, con el comercio, con los focos turísticos o con las estrategias de dinamización que tanto reclaman los municipios que buscan ampliar la demanda turística.

Dicho esto, como no recuperar el patrimonio como dinamizador de entornos urbanos degradados u olvidados. ¿Es posible restaurar con materiales y técnicas de una época, sin alterar o distorsionar la permanencia a una época?. Creo que el ejercicio restaurador tiene doble función educativa; la primera la arquitectónica, donde el equilibrio estético es necesario para entender los diferentes lenguajes y no caer en el “nihilismo” arquitectónico; la segunda la técnica, donde las obras de restauración sirven para recuperar técnicas más económicas, modestas pero mas ingeniosas, que nos demuestran que se debe seguir avanzando sin perder nuestra memoria técnica.


La historia como elemento ideológico o turístico.
La interpretación de la historia es un ejercicio interesante pero tiene riesgos añadidos, dependiendo que fines tiene ésta lectura.
En la arquitectura no podemos obviar ésta interpretación. Las políticas absolutistas nos han demostrado que utilizar el punto de vista histórico interesado, puede servir para consolidar la propaganda ideológica, haciéndose eco de una época histórica concreta, que le pueda servir de ejemplo de la sociedad que añora; para ello se pueden fomentar restauraciones concretas, haciendo desaparecer las trazas de la historia que no interesan.
¿Que fines tiene la materialización de una restauración? ¿Para que recuperar o interpretar la historia pasada?
El turismo es el recurso más fácil en esta cultura donde el ocio es un gran negocio. Convertir un paisaje inerte en un elemento de turismo cultural puede transformar la economía de un municipio, incluso una comarca. En estos casos pasa a segundo lugar la teoría restauradora por la presión económica que provoca su recuperación inmediata e interesada. Los diferentes modelos de restauración y sus técnicas de difusión pueden facilitar el ser lo mas respetuoso posible y utilizar los recursos más costosos (material original, técnicas tradicionales etc.) para recuperar y remontar la ruina; no obstante la economía traza una línea, que a veces es difícil llegar.

En definitiva, ¿que prevalece en una restauración?
Depende del contexto y siempre que, como en los ejercicios de composición y urbanismo, logremos el equilibrio entre todos los elementos que componen una restauración; el lugar, el paisaje histórico, el valor del edificio, el valor sentimental de la restauración. Podría prevalecer sobre todos, el que el contexto sentimental, social y económico requiera.

Como ejemplo elijo la imagen del puente de Mostar, destruido en la guerra de los Balcanes. Su restauración representa el equilibrio entre la necesidad y el significado en el lugar.
Cualquier ruina puede tener el mismo tratamiento respetuoso, historicista y evocativo, siempre que la sociedad que lo sustenta lo necesite para su existencia.


 puente de mostar, año 2000
 puente mostar siglo XIX
 puente mostar 1993
 puente mostar 2000
puente de mostar 1992

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