“…se haga lo que se
haga, siempre se reconstruye el monumento a su manera, lo importante es
utilizar, solo piedras autenticas…”
Marguerite
Yourcenar (Memorias de Adriano)
¿Que prevalece?
Solo los materiales del lugar.
Lo que el monumento cuenta.
Lo que fue o podría haber sido.
La lectura arqueológica, arquitectónica o histórica.
La tipología.
La composición.
El lugar.
El
contexto que provoca la restauración de una obra, condicionará en gran medida
el carácter de la misma.
Cada caso, cada historia condicionará la representatividad de
la restauración en el lugar y la comunidad que lo reclama o lo promueve.
Las
restauraciones necesarias o aquellas que por una situación traumática,
provocada por una guerra o desastre de gran magnitud, planteen a toda una sociedad
la necesidad de restaurar a imagen y semejanza de lo que fue la obra destruida,
supone un ejercicio de recuperación de la autoestima de una comunidad, que ve
en riesgo de desaparición, parte de su historia e identidad, suele repercutir
en el ejercicio de restauración, donde el resultado es lo único que vale,
minimizando los prejuicios conceptuales del ejercicio restaurador. En estos
ejemplos la tipología, la composición, el lugar y la lectura arquitectónica e
histórica prevalecen ante los materiales del lugar.
¿Pero no
son necesarias todas las restauraciones? E aquí la cuestión fundamental para
abordar el resto de las cuestiones. El porqué antes de decidir el cómo
restaurar.
La
recuperación de la memoria de un lugar, de una historia o de una realidad, para
comprenderla, aclararla y darle sentido y existencia.
Si sólo
fuera un ejercicio teórico podríamos abordar cualquier situación. Podríamos
valorar recuperar sobre la roma actual, la roma antigua. ¿Pero que pasa con la
historia que se escribe sobre las ruinas antiguas? ¿Cual tiene más valor?
Sobre
todo es necesario el significado y la magnitud de una obra para que tenga
sentido su restauración. La preexistencia del lugar y su buena conservación,
son fundamentales a mi entender, para justificar la recuperación de su
materialidad y lo que evoca.
El
ejemplo de la ciudad abandonada en el territorio, sin construcciones que hayan
modificado su realidad histórica, es un ejemplo que a mi entender admitirían la
restauración con materiales del lugar, incluso recuperar la lectura
arquitectónica del conjunto a imagen de lo que pudiera haber sido, pues no
entra en conflicto con ninguna realidad que altere su permanencia.
Los
argumentos toman fuerza cuando el caso se considera único en su tipo y no hay
otro en ese estado de conservación, y que la actuación en el mismo suponga una
mejora en la identidad del lugar y de la comunidad que la rodea.
Sobre la tipología
y su restauración.
La
tipología es un concepto que se puede repetir y copiar sin entrar en conflictos
históricos o estéticos. Fácilmente transportable a diferentes épocas y técnicas
constructivas. La restauración tipologica sobre una ruina requiere un ejercicio
de conocimiento de la ruina exquisito de manera que no eliminemos ningún
elemento que pudiera enriquecer el ejercicio de la restauración. Luego ,
la interpretación en la lectura de la ruina, servirá al autor para su nueva
composición, evocativa o simplemente esquemática en su materialización. Cuanto
más exhaustiva sea la lectura y su documentación histórica mas recursos tendrá
el autor para la nueva obra. Aquí prevalece a mi entender el lugar, original y el modificado para decidir si la restauración
modificará la realidad histórica y la actual, sin que entren en conflicto.
La cultura sobre la historia. Los
juglares, romanceros y otras especies.
La
recuperación de los espectáculos medievales como recurso comercial, por parte
de asociaciones que buscan recuperar técnicas de comercio y manufacturación
tradicionales en vías de extinción, es un ejemplo donde se une un sentimiento
sobre la lectura histórica y la pertenencia a un lugar y una época histórica.
Se demuestra que es posible conservar el legado histórico, material o
inmaterial, con la contemporaneidad, con el comercio, con los focos turísticos
o con las estrategias de dinamización que tanto reclaman los municipios que
buscan ampliar la demanda turística.
Dicho
esto, como no recuperar el patrimonio como dinamizador de entornos urbanos
degradados u olvidados. ¿Es posible restaurar con materiales y técnicas de una
época, sin alterar o distorsionar la permanencia a una época?. Creo que el
ejercicio restaurador tiene doble función educativa; la primera la
arquitectónica, donde el equilibrio estético es necesario para entender los
diferentes lenguajes y no caer en el “nihilismo” arquitectónico; la segunda la
técnica, donde las obras de restauración sirven para recuperar técnicas más
económicas, modestas pero mas ingeniosas, que nos demuestran que se debe seguir
avanzando sin perder nuestra memoria técnica.
La historia como
elemento ideológico o turístico.
La
interpretación de la historia es un ejercicio interesante pero tiene riesgos
añadidos, dependiendo que fines tiene ésta lectura.
En
la arquitectura no podemos obviar ésta interpretación. Las políticas absolutistas
nos han demostrado que utilizar el punto de vista histórico interesado, puede
servir para consolidar la propaganda ideológica, haciéndose eco de una época
histórica concreta, que le pueda servir de ejemplo de la sociedad que añora;
para ello se pueden fomentar restauraciones concretas, haciendo desaparecer las
trazas de la historia que no interesan.
¿Que
fines tiene la materialización de una restauración? ¿Para que recuperar o
interpretar la historia pasada?
El
turismo es el recurso más fácil en esta cultura donde el ocio es un gran
negocio. Convertir un paisaje inerte en un elemento de turismo cultural puede
transformar la economía de un municipio, incluso una comarca. En estos casos
pasa a segundo lugar la teoría restauradora por la presión económica que
provoca su recuperación inmediata e interesada. Los diferentes modelos de
restauración y sus técnicas de difusión pueden facilitar el ser lo mas
respetuoso posible y utilizar los recursos más costosos (material original,
técnicas tradicionales etc.) para recuperar y remontar la ruina; no obstante la
economía traza una línea, que a veces es difícil llegar.
En definitiva, ¿que
prevalece en una restauración?
Depende
del contexto y siempre que, como en los ejercicios de composición y urbanismo, logremos
el equilibrio entre todos los elementos que componen una restauración; el
lugar, el paisaje histórico, el valor del edificio, el valor sentimental de la restauración. Podría
prevalecer sobre todos, el que el contexto sentimental, social y económico requiera.
Como
ejemplo elijo la imagen del puente de Mostar, destruido en la guerra de los
Balcanes. Su restauración representa el equilibrio entre la necesidad y el
significado en el lugar.
Cualquier
ruina puede tener el mismo tratamiento respetuoso, historicista y evocativo,
siempre que la sociedad que lo sustenta lo necesite para su existencia.
puente de mostar, año 2000
puente mostar siglo XIX
puente mostar 1993
puente mostar 2000
puente de mostar 1992
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