MEDITACIÓN-
GLOSA-CRITICA sobre la restauración del:
-ARCO DE TITO
-EL COLISEO
Situados en el
“Foro Romano” (Roma) Italia.
Palabras clave (“Key Words”)
- Completamento a
“l´identique”
- Aspecto “non finito”
- Omisiones decoración
o elementos
- Formas simplificadas
- Diversidad material
- Falso y auténtico
El arco de Tito restaurado.
El coliseo, estabilizado.
No puedo
evitar la palabra “contexto” cuando hablamos de restauraciones.
El
criterio sobre cómo debemos abordar la restauración no es tanto una actitud
personal del autor frente a la obra, si no una suma situaciones y
consideraciones que se deben valorar para entender el porqué y el como de las
intervenciones sobre el patrimonio construido. Imaginar una actuación exenta de
estas características, sería teorizar sobre la restauración. La
ideología, la filosofía o la religión, aplicada al contexto social, varía y se
matiza, haciéndola más comprensiva en algún caso o contradictoria y ambigua en
otros; según el caso, en definitiva podremos valorar la intervención realizada,
evitando los apriorismos tan ejemplarizantes, como equivocados.
Los
ejemplos expuestos para la redacción, no son si no la extracción de dos
fragmentos del conjunto original existente en la antigua Roma.
Basándonos en estudios arquelógico e históricos, situamos
estas construcciones en su contexto, y representamos con ilustraciones y
maquetas lo que “pudiera haber sido”, situando cada una de las fracciones con
una representación de diverso significado, como un símbolo en el caso del arco
de Tito y relacionado un uso (edificio dotacional o civil) en el caso del Coliseo.
El arco
de Tito se restaura, como rememoración y recuperación del símbolo original. Se
recupera como objeto. Como trofeo. Como elemento conmemorativo. Sólo, la
reconstrucción, con mayor o menor exactitud, a mi entender queda en segundo
lugar, pues recuperar la masividad de lo que “pudiera haber sido”, es
suficiente para los objetivos del promotor y sus autores.
Nunca
podremos saber la realidad completa.
Nunca
podremos recuperar el origen del las obras, sin basarnos en hipótesis
históricas y arqueológicas. Aún en sociedades donde la tradición constructiva
se ha podido mantener a través de los siglos, el contexto y los objetivos son
tan diferentes a los originales, que es imposible abstraernos de nuestra
realidad contemporánea y aislar el objeto a restaurar, de su contexto actual.
¿Tendría
sentido recuperar el urbanismo de la Roma antigua en un ambicioso plan
urbanístico para el siglo XXI? ¿Imaginamos una reflexión que concluya que el
urbanismo antiguo es aquel que añoramos para nuestras futuras ciudades? ¿Es
posible reconstruir con materiales originales obviando las técnicas, sistemas y
legislación actuales?
Este
debate es más sencillo, si lo acotamos a aspectos teóricos y estéticos. No
obstante no me atrevo a describir una receta valida sin comprender y analizar
el contexto de la restauración.
Teorizar
sin aplicar la teoría, es un ejercicio literario, cuya critica, es igualmente
literatura. Y la literatura pude caminar sobre las ideas, sin ninguna exigencia
sobre responsabilidad alguna sobre las mismas. Un ejercicio muy sencillo,
comparando con el ejercicio de la restauración, donde debemos unir la teoría,
la práctica y la imaginación (la hipótesis), con unas herramientas que la
mayoría de las veces, al ser insuficiente para abordar la empresa, recurrimos al esquema, la
sencillez o la poética insinuación.
Las dos
obras han recurrido al esquema y la sencillez, para abordar la restauración de
dos piezas representativas de la roma antigua. Se han obviado, añadidos y
contextos de épocas posteriores, y se ha
optado por recuperar una época, haciéndola prevalecer sobre las añadidas en
años posteriores.
Es un
análisis, que no implica crítica alguna. Ponerse en el lugar del promotor que
encarga restaurar estas obras, es otra vez un ejercicio de literatura.
LA CRÍTICA
Más que
el cómo, yo criticaría el porqué de las restauraciones. ¿Porque se detiene la
restauración iniciada en un momento de la historia? ¿Porque se detiene la
restauración en una secuencia de la caída de la ruina? ¿Porque no se completa
el edificio, y se adecua a un uso contemporáneo, como se ha hecho en infinidad
de casos? ¿Donde está el límite de la legitimidad sobre la obra original
respecto a la restaurada?
Yo creo
que el propietario o promotor de la obra es responsable del proceder sobre el
patrimonio construido. El autor de la restauración, propone, según la economía
y medios disponibles un proyecto de restauración, cuya finalidad es aquella que
el propietario pretende.
Sin
promotor y sin limitaciones éstas serían mis consideraciones. Estéticamente y
formalmente, no entiendo la obra sin entorno. No entiendo, la restauración sin
abordar los orígenes de la misma, no la entiendo si se elimina alguna época que
haya aportado carácter a la obra original trasformada, a restaurar. Las
diferentes intervenciones han impreso una diferencia sobre el original. Las
piezas, u obras originales, se puede representar en dibujos y en estudios y si
procede, realizar una replica a escala o a tamaño real, incluyendo los
materiales similares al original, con los detalles más precisos; no obstante,
la actuación sobre le original, no debería en mi opinión, eliminar las
intervenciones que cada época ha introducido en base a sus diferentes
contextos. Podré repetir si estimo oportuno en un modelo nuevo, pero el
original es un modelo único.
Si la
obra supone, remontar la ruina, ésta es precisa remontarla con las mayores
piezas originales posibles, y aportaciones con similares hasta donde lleguemos
en conocimientos y en la identificación del conjunto. Si no hay material en la
ruina, se trataría conceptualmente de una obra nueva, y ésta podrá recurrir al
tipo pero con un lenguaje “neutro”, que es el que mas me convence para no
interferir en la identificación del concepto arquitectónico a restaurar.
¿Cual
entiendo por lenguaje neutro? Aquel que prescinde del adorno en la consecución
de la forma. En
los dos casos se ha procedido de forma similar, remontando hasta donde se ha
podido la obra restaurada.
Imagino,
la continuación de las dos restauraciones (arco de tito y coliseo),
construyendo con materiales actuales con técnicas contemporáneas y un lenguaje
neutro, el entorno de los conjuntos que rodean las obras restauradas, siempre y
cuando no interfieran con la realidad contemporánea, social y urbanísticamente.
FALSO Y
AUTENTICO
La
interpretación de una realidad es también realidad. Nadie pretende sustituir la
realidad histórica cuando interviene en ella. Se pretende realizar una
interpretación, similar a la actuación de un artesano reproduciendo una pieza
con técnicas y materiales similares al descrito en un legado histórico o
recuperado de una ruina parcial o total. Que es lo que pretendemos con ésta
interpretación, es a mi parecer, la cuestión fundamental.
Si la
finalidad es imponer una época eliminando los restos de otras épocas, es una
interpretación con clara intencionalidad en hacer prevalecer el estilo
suponiéndolo “mejor” que el resto. Yo no comparto ésta postura, pues no
considero ningún estilo ni época mas interesante que otra, pues todas, con sus
particularidades, enseñan al restaurador sobre la obra a restaurar. Si alguna
época entusiasma más o menos al promotor o autor, es el momento y la
oportunidad de realizar una obra nueva donde poder desarrollar un modelo completo,
realizado en base al análisis de la ruina. Un replica fundamentada en base a
hipótesis realizadas sobre el análisis de la ruina; pero una replica. Ésta es
real en su época, con claras reminiscencias sobre un periodo histórico pasado
el cual quiere representar.
Espalato, palacio de Diocleciano (hipostesis)
Espalato palacio de Diocleciano (hipostesis)
Split, foto aérea finales del siglo XX
Spalato 1912






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