Reflexiones, desde la universidad que aún no existe, sobre patrimonio y socialización (Un estudio de caso: Vitoria-Gasteiz, la ciudad de las tres catedrales)
Agustin Azcarate Garai-Olaun
REDACCIÓN SOBRE:
Reflexiones, desde una
universidad que aún no existe, sobre patrimonio y socialización (Un estudio de
caso: Vitoria-Gasteiz, la ciudad de las catedrales) Agustin Azkarate
Garai-Olaun, Pamplona 2009 (XXXV Semana de Estudios Medievales Estella, 21 de
julio de 2008).
Sobre la universidad, la sociedad y el conocimiento
El análisis sobre las
diferentes tradiciones o evolución de la naturaleza y trasmisión del
conocimiento me ha recordado a mi etapa de bachiller donde nos enseñaron conceptos básicos de filosofía. Por un lado
leíamos que la verdad absoluta existe y solo hay que descubrirla ordenando los
conceptos que ya tenemos en la
cabeza. Por otro lado, la verdad la conoceremos analizándola
y estudiando los diferentes conceptos que nos llevarán a ella. Dicho de otra
manera “La experiencia es la madre de la ciencia” (El Quijote, capítulo XXI,
1ª parte). La verdad empírica.
Entiendo que la universidad como estamento académico superior en
la escalera de la trasmisión y enseñanza del conocimiento en sus diferentes
disciplinas, metafóricamente podría representarse como un árbol donde el tronco
representa el núcleo del conocimiento común y compartido para todas las
disciplinas. Representa el método de trasmisión y análisis, similar para
diferentes disciplinas. Las ramas y las raíces (simétricas respecto al tronco)
representan las diferentes procedencias y resultados de la aplicación del
método. Las hojas, los frutos, las semillas serían los resultados, la cosecha
que se nutre la sociedad para evolucionar en el conocimiento y aplicarlo en su evolución.
Pero entiendo que éste árbol puede ser centenario y seguir dando
frutos muchos años, donde podemos observar su tronco mas agrietado pero recio,
sus ramas más altas y dando mas sombra, sus raíces mas fijas al terreno que
protege y necesita para su alimento. Pero un árbol a distancia de otro árbol. Con
la suficiente distancia para que no compartan el mismo suelo y no se toquen sus
ramas. Ésta es la universidad “tradicional”, de origen decimonónico que hace
referencia.
El “nuevo” modelo que viene lo imagino como si fuera un bosque
lleno de árboles. Árboles centenarios, arbustos, capa de hojarasca, raíces
entrecruzadas, sombras compartidas, nutriéndose del mismo suelo pero creando un
núcleo común haciendo más resistente y duradero el conjunto. El suelo, el
entorno y los frutos, más variados y en mayor cantidad.
La sabiduría popular sienta cátedra cuando no dispone de medios cognitivos,
técnicos o científicos que le permitan analizar el proceso mismo donde la obtiene. Es suficiente
para subsistir. La repetición de los métodos heredados han funcionado y ¿porqué
no lo van a hacer siempre?. Pero cuando descubrimos otras formas y modos de
subsistir, mejorando la calidad del proceso, del resultado y en definitiva de
nuestro objetivo, la subsistencia como sociedad, como cultura, como habitantes.
Descubrimos que compartir es crecer y mejorar.
La universidad es un producto heredado. Una tradición. Las
fórmulas funcionan y seguirían funcionando como este árbol centenario, recio,
imponente.
El nuevo modo de obtener y trasmitir el conocimiento creo que siempre
ha existido pero ahora se propone una formulación donde la innovación más
significativa precisamente es en el procedimiento. El bosque como propuesta
alternativa al árbol.
Entiendo que la calidad de los resultados están demostrando que
podemos alcanzar en menos tiempo mejores resultados que siguiendo el sistema ya
conocido. Teniendo en cuenta que disponemos de herramientas de trasmisión y
divulgación más potentes, debemos ponernos a su servicio para que el
conocimiento se comparta y extienda, para que de este modo pueda ser discutido
y comentado por cualquier interesado o afectado en el resultado. Esto aumenta
el control de calidad y repercute en la mejora y consolidación del objeto de
estudio.
Los la producción del conocimiento científico – académico son los
frutos que produce el árbol (universidad). ¿Éste lo degustarán y cataran los
mismos académicos o lo disfrutará toda la sociedad? Si lo observamos desde el
punto de vista del que emite el resultado, le interesará que le sirva para
aumentar sus méritos académicos. ¿No serían mayores los méritos si éste
repercutiera en la sociedad al cual va dirigida la investigación?
Espesos y concienzudos debates académicos deberían ser más fluidos
con dosis de sentido común. Por ejemplo, la medicina se encuentra a menudo con
los límites éticos, derivados del modo de pensar de la sociedad y en
consecuencia de sus valores. Es la misma sociedad quien se propone cuestiones a
medida que sus valores están siendo modificados. La globalización, nos permite
conocer otras sociedades y otros valores. Y éstas comparaciones nos hacen dudar
si nuestros valores y en consecuencia nuestra ética es la más adecuada (la
incertidumbre).
La universidad y la producción y trasmisión del conocimiento no
debe si no ser reflejo de la sociedad a la que sirve, y no debe si no observar
la evolución de ésta para adaptarse a sus modos y necesidades. ¿Interesa un
concienzudo y excelente análisis teórico sobre un ámbito concreto de cualquier
disciplina académica, de primera línea de valor curricular universitario, si no
tiene traslación en el beneficio social? Por supuesto que interesa. Al la
profundización del conocimiento. Pero si dedicamos parte de esta labor investigadora
a desarrollar sistemas de comunicación y trasmisión (paralela a la académica)
que hagan más visible y legible nuestro trabajo, conseguiremos repartir parte
del conocimiento a quien ni siquiera se propone buscarlo y lo que es más
interesante, recibir opiniones y puntos de vista de aquellos que siendo
extraños en el mundo académico pueden aportar interesantes reflexiones al
respecto. Esto además de enriquecer el producto académico lo justifica.
Sobre la naturaleza del
patrimonio cultural
La evolución que a sufrido y
sufrirá el concepto de patrimonio cultural obliga a adaptar el sistema paralelo
que hemos creado para estudiarlo y protegerlo (si procede). La comprensión del
concepto depende de la sociedad que la ha creado. Así hemos aprendido de otras
sociedades cómo gestionan y mantienen el suyo; o observado estupefactos como lo
hacen desaparecer sin ninguna consideración al respecto.
Yo particularmente, entiendo
que no debemos generalizar en la forma de entender nuestra existencia, nuestro
pasado y nuestro futuro. Recuerdo un compañero de estudios (arquitectura) que
utilizaba las láminas de dibujo y proyectos una y otra vez, independientemente
del resultado positivo o negativo obtenido con ellos. Es decir que deshacía de
sus trabajos, dibujos y maquetas para reutilizar el material de base. Yo
educado en el concepto que el trabajo es resultado (mejor o peor) de tus
capacidades, entendía que su conservación me haría entender mi evolución y me
recordaría de donde vengo. Que tener un curriculum en ésta vida, es un elemento
similar a tener apellidos. O al menos eso me hiciéron creer. Aquel compañero me
hizo comprender que no todos tenemos los mismos valores respecto al valor real
de las cosas. Al final de la carrera tuvimos que hacer un dossier de nuestros
trabajos y desconozco si éste compañero utilizó su memoria y la literatura para
enseñarlo…
Volviendo al tema, considero
que la historia nos facilita mantener y retener nuestra procedencia y permiten
asimilar los cambios con cordura. El patrimonio edificado, cultural o
paisajístico es la materia que disponemos más a mano para evitar “despertar de
una borrachera en una ciudad y no saber en que parte del mundo estás” (A.
Azkarate, curso master dixit octubre 2011). La identidad propia podría ser, la
asimilación de la existencia de nuestro entorno, si somos capaces de
asimilarlo, claro. Las conclusiones o las lecturas interesadas que derivan de
la existencia de éste patrimonio (el origen de nuestra sociedad) han generado y
generan agrias polémicas y conclusiones precipitadas. La lectura y análisis exhaustivo
del legado histórico cultural de nuestros antepasados permitirá los diferentes
puntos de vista que enriquecen nuestro conocimiento. Cuanto más firme sea el
apoyo mas seguro será el salto.
Además de profundizar en el
interés social sobre la protección de los elementos heredados (materiales,
inmateriales etc), se expone la necesidad de rentabilizar el mismo. Introducir
parámetros que permitan compatibilizar dos conceptos que parecen
contradictorios; la protección y la explotación. Pero
parece que hay medios y tecnología suficiente (y la que vendrá) para hacer
viable “exprimir zumo manteniendo la naranja entera” (D. Carballo 2011).
Disponemos de archivos históricos completísimos en la red. Podemos hacer
visitas virtuales a edificios situados en las antípodas. Podemos recrear con
luz y sonido una realidad inexistente, recibiendo percepciones visuales ya
desaparecidas. Los hologramas nos permitirán en un futuro observar
espacialmente una realidad histórica imaginada, resultado del análisis profundo
de sus ruinas (por ejemplo), sin un coste material sobre el objeto protegido.
El estudio de caso: De la Catedral de Santa Maria a
la Ciudad de las tres Catedrales.
La experiencia de la
rehabilitación de la Catedral de Santa María a permitido enseñar una manera de
explotar y proteger el patrimonio en beneficio de la comunidad que rodea el
objeto patrimonial. Permitiendo prolongar y profundizar el estudio exhaustivo
del mismo, sin aumentar el coste del mismo, y permitiendo que la sociedad pueda
disfrutar y aprender del mismo. Los resultados que se están obteniendo son de
diferente ámbito. Social. Poniendo en valor un edificio de significado
principalmente religioso, convirtiéndolo en archivo material del origen de la ciudad
que la acoge. Académico.
Permitiendo poner en práctica metodología de estudio y
análisis y propiciando la creación de un campo de investigación con productos
académicos diversos, tesis doctorales, proyectos de investigación etc.
Económico. Que la propia investigación genere beneficios en la propia obra y en
entorno. Las visitas guiadas generan movimiento en el comercio circundante
(local) . Urbanístico. Modifica la idiosincrasia del casco viejo, reconvertido
en casco histórico, modificando la sensación que produce uno y otro significado
al habitante.
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