La postura más lógica debería ser la de compensar al territorio nuestra imparable acción sobre el mísmo. Deberíamos analizar y calcular, con los medios actualmente disponibles las afecciones hacia el territorio con intervenciones urbanísticas o de infraestructuras. Así, debería analizarse la compensación por medio de acciones de acumulación de sistemas naturales activos, en el entorno o en territorios afectados por la propia intervención. Esta acción de compensación ecológica deberá garantizar que es activo y más útil que el territorio natural desactivado por la intervención humana.
Cada afección, debe tener un analisis y un volúmen de afección por unidades ecológicas que se deberán mitigar al 100% con la acción por acumulación de sistemas naturales activos, interconectados. De esta manera, cada acción deberá disponer del doble del territorio que ocupa con la acción humana (agricola, infraestructura, vertedero, urbanización) para garantizar su efectiva compenación. El titular de la acción sobre el territorio deberá gestionar y garantizar su efectivo mantenimiento, siempre que se mantenga la acción de territorio desactivado.
La biodiversidad debe ser el valor de cuantificación ecológica. A más biodiversidad en el territorio de compensación, menos proporción de área que deba compensar. A mas territorio desactivado por acción humana en el teritorio y más biodiversidad eliminada, mayor superficie territorial con reserva de biodiversidad compensatorio.
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